Navidad según Dios

©Gabriel Cifermann – Teólogo y Coach

Dios no ha venido como un Todopoderoso, sino como un Bebé. Un Dios-Bebé, que no nos puede juzgar y que tampoco nosotros podemos preguntarle por cuál es el sentido del sufrimiento humano. Es un Bebé-Dios que se deja cobijar por nosotros, que se atreve a confiar en nosotros, más que nosotros mismos.

El contexto del nacimiento del Dios-Bebé, es realmente revolucionario, porque alguien se ha atrevido a quitarles a Dios a los ricos, los puros, los sagrados, los religiosos, los piadosos, los clericalistas y devolvérselo a la gente, para que no sea poder sino medicina, para que no necesite alimentarse de oros inciensos y mirra, sino que se haga Pan para que todos coman.

A Jesús le recibió con alegría y con entusiasmo la gente normal, pobre y despreciada, y lo mató la gente de bien, los sacerdotes, los ricos, los sabios, los puros, los apologistas, los clericalistas, los puritanos, los fanáticos, los predicadores, los devotos, los religiosillos, los adoctrinadores en la Ley y los moralistas. Nuestra celebración de la Noche Buena será una muy buena señal si en esa noche no hay en nuestro entorno ningún hambriento sin socorrer, ningún enfermo sin atender, ningún preso sin visitar, ningún solitario sin acompañar…

Si sólo nos hemos dedicado a hacer bellos pesebres y coleccionarlos, solamente estamos manifestando que no nos importa nada que el niño y sus padres sean pobres y estén en apuros. Por eso, no pocas veces nuestra iglesia no resulta creíble. Porque quizá hemos vuelto a encerrar a Dios en un templo de oro. Porque quizá hemos vuelto a hablar de Dios tan doctrinalmente que la gente ni nos entiende ni les importa nada, porque hemos vuelto a atar a Dios al trono de joyas de lo sagrado, porque los importantes de la iglesia no son pobres, hasta tal punto que consideramos patéticamente un gran avance hacer una “una jornada mundial por los pobres” o un “sínodo” para creer que somos democráticos.

Dios no se hizo institución eclesial, se hizo carne, por eso la iglesia no es Dios, sino que es de Dios. Podemos caminar con la Iglesia, porque ella no está por sobre nosotros. Dios se hace Ternura, no legislatura. Por ello, al mirar al Dios-Bebé nos preguntamos: ¿cómo es posible que el que nutre toda criatura pueda ser amamantado? ¿Cómo pueden sus bracitos estar envueltos en pañales, cuando su brazo gobierna el cielo y la tierra? Dios se abaja, se torna humano, ya no es el Altísimo, sino el Abajasísimo, el Cercanísimo.

Dios es sin el ser…es indigente, no tiene otra cosa que dar, sino a Sí Mismo. Ya no es principalmente el Yo Soy, sino el Yo Estoy. La humanidad de Dios no es un disfraz con el que Dios pretenda dar la impresión de que asume nuestra condición. El hecho de que Dios se hiciera hombre dice algo de Él mismo. Quien hablaba con Jesús se encontraba con Dios. Dios vino como Bebé para que lo cuidáramos y protegiéramos, pero lo devolvimos crucificado. Al mejor Hombre del mundo, el mundo lo eliminó. No hay navidad real, sin asumir las consecuencias de la navidad. No nos salva la muerte asesinada, sino una vida entregada. Nos nace la Vida, que será siempre salvación, por ser vida entregada. Salvemos y protejamos a Jesús que se identifica con los más abandonados y pequeñitos de este mundo. Vino como Bebé y no lo salvamos, entonces hagámoslo ahora, pero no besando una imagen, sino rescatando hoy a los pequeñitos y más marginados de este mundo.

Navidad es una invitación a dudar de nuestras dudas sobre Dios. En el Dios-Bebé, Dios se hace respuesta. El Sentido de la Vida pone su morada en medio de nosotros. No vino a traer una respuesta o a revelarnos un libro, sino que vino a Vivir una respuesta. Dios en navidad nos manifiesta que lo que Él quiere no es solamente un fervor religioso, sino una relación íntima y personal con Él, para después nosotros mismos ser navidad para otros gracias a su Gratuidad.

Dios se hizo Historia para darte sentido a todo en tu historia. Dios no responde al por qué de tu sufrimiento, sino que con-sufre contigo. Dios no responde al por qué de tu dolor, sino que se hace varón de dolores. Dios no responde al por qué de la humillación, sino que él mismo se humilla. Ya no somos solitarios, sino solidarios. Ya no estamos solos en lo solo. La navidad es que aceptes que Dios nazca en ti, lo mimes, lo cuides y lo protejas, vivificando la vida de los otros y así esas vidas renazcan, no como una reencarnación, sino como vida abundante en eso que llamamos amor.

Feliz Navidad 2024 te desea FRATECE

Gabriel Cifermann / Teólogo Pontificia Universidad Católica de Chile y Coach EAFIT

(Consultas por cursos de teología contemporánea Y sesiones de teoteraapia o teocoaching, y descodificación emocional

al +57 3112581694 gabrielcifermann@gmail.com)

3 comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
https://www.paypal.com/donate?token=_amu
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?